10. Perdidos (2004–2010)
‘Perdidos’ fue más que una serie. Fue un fenómeno global parecido al que ahora está siendo ‘Juego de Tronos‘ que supuso el enganche definitivo de muchos de nosotros a la metanfetamina azul de la ficción televisiva. Es un clásico y, pese a sus temporadas finales, merece la pena que la descubran las nuevas generaciones.
9. Stranger Things (2016– )
Tuvo el gran acierto comercial de aunar la nostalgia de los que crecimos en los 80 con una historia muy entretenida, bien contada, con innumerables referencias a unos años de nuestra vida en los que fuimos felices e inocentes. La segunda temporada cayó en picado, pero la primera es muy recomendable.
8. Cómo conocí a vuestra madre (2005–2014)
Una comedia blanca, amable, con personajes encantadores y muchas temporadas en su haber consiguió conquistar a la audiencia con la historia de la búsqueda de un amor. Amistad, ligereza y un montón de premios avalan una de las comedias más exitosas de la tele que, sin embargo, no posee el tipo de humor que me gusta. Ya sabéis: en las comedias hay más discrepancia de opiniones que en los dramas.
7. Dexter (2006–2013)
Inauguró el género de psicópatas que intentaban conciliar sus crímenes y secretos con su vida personal ofreciendo una vuelta de tuerca: las víctimas que pasaban por los cuchillos de Dexter lo merecían. La voz en off de Michael C. Hall, los distintos antagonistas y una de las mejores intros de la tele la convierten en un clásico. Las cuatro primeras temporadas son formidables.
6. The Big Bang Theory (2007– )
Este año toca despedir a una de las comedias más exitosas y longevas de la tele. Más de diez años con nosotros nos han hecho amar a los geeks que, como nosotros, han evolucionado y crecido. Soy consciente de su deterioro, de que ha perdido parte de su magia, pero la sigo viendo con gusto y me encantan todas y cada una de sus friki-referencias. La voy a echar mucho de menos.
5. Friends (1994–2004)
Si estás pasando por un mal momento y eres de los pocos que no la has visto, no lo dudes. Friends es un happy place, una comedia tremendamente divertida que te va a proporcionar infinita diversión y amor incondicional por sus personajes. No por nada está en el quinto puesto del podio. ¡¡¡Mi sándwich!!!
4. Sherlock (2010– )
Vale. A mí también me encanta Benedict Cumberbatch, pero no llegué a conectar con Sherlock del todo. Algunos casos me parecieron mejor resueltos que otros, pero en general creo que la serie adolecía de cierta falta de ritmo. Parece que, en este caso, mucha gente no está de acuerdo conmigo. Yo soy más amante de los cuentos y novelas originales que os recomiendo con la fuerza de los vientos.
3. The Walking Dead (2010– )
Este es un caso que me asombra. La primera temporada me gustó mucho, pero a partir de la segunda me dormía con los episodios. Su estructura podría resumirse en falta de ritmo, mucha carretera y un cliffhanger final. Sin embargo, los zombis ganan la medalla de bronce en esta carrera. Y eso que son lentorros. Gente, el cómic sí que es bueno.
2. Breaking Bad (2008–2013)
No problem con el segundo puesto. Breaking Bad es icónica y la deriva hacia los infiernos de Walter White (os dejo el artículo sobre la transformación en 15 pasos) una de las más alucinantes que hemos visto en la pequeña pantalla. La estética, las actuaciones de todo el reparto, las consecuencias (terribles) de los actos… Breaking Bad es un relato formidable sobre el monstruo que llevamos dentro.
1. Juego de tronos (2011– )
Ninguna sorpresa, ¿verdad? ‘Juego de tronos’ ha sido una de las series que mejor ha sabido combinar la parte comercial (la acción, los efectos especiales, el sexo) con un relato que ha ido creciendo y ganando entidad, donde las traiciones palaciegas y las fintas en las fintas nos han dejado al borde del infarto. Además, el cuidado de la producción, el lujo de detalles, la dirección y las actuaciones la convierten en una serie enorme. Me vuelve loca y a los votantes también.
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